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EL HOMBRE AUTOPOIETICO
La filosofía no promete al hombre conseguirle algo de lo exterior;
si no, estaría aceptando algo extraño a su propia materia.
Al igual que la materia del arquitecto es la madera
y la del escultor el bronce, así la propia vida de cada uno
es la materia del arte de la vida.
Epicteto
TEMÁTICA
Bajo una perspectiva filosófica, se hace necesario observar la utilidad de ésta para el hombre, puesto que la filosofía no es sólo el estudio del pensamiento sino una disciplina que tiene que ver necesariamente con la vida y las relaciones que el hombre establece con el cosmos. Atendiendo a que el hombre ha olvidado entrar en sí mismo, es de vital importancia reflexionar sobre él como un ser que se está autocreando, con este presupuesto el título para las V Jornadas de Reflexión Filosófica es el hombre autopoietico.
JUSTIFICACIÓN
Hoy en día se ha identificado la filosofía, como un estudio de tan sólo abstracciones que no le compete la realidad; sin embargo, desde sus orígenes ella fue puesta como la madre del conocimiento, como la que resguardaba la sabiduría. De ahí que el programa de filosofía, adscrito a la Facultad de Filosofía y Teología de la Fundación Universitaria Luís Amigó, continué con un proceso de reflexión iniciado desde hace ya cuatro años.
Continuando con el camino de reflexión propuesto y dándole una continuidad a este que es un evento de gran importancia para nuestra facultad, para la comunidad amigoniana y de algún modo para aquellos que valoran esta reflexión que no es ajena a la vida y a nosotros mismos. Tras haber reflexionado el año pasado en las IV Jornadas, desde una perspectiva antropológica sobre cuál es la posición del hombre frente a la epistemología de su saber específico y en el propósito de realizar una reflexión de encuentro del hombre y el mundo tratando dar pasos continuos en la reflexión, para dar cuenta del desconocimiento que hay de la filosofía como una alternativa que ayuda al hombre. Para este año en el marco de las V Jornadas de Reflexión Filosófica, la propuesta es reflexionar sobre la autopoíesis en el hombre, que piensa, imagina, construye, habla, sueña en definitiva toda una serie acciones que son un fin en sí mismas, por ello se encuentran enmarcadas en el campo de la utilidad y no de lo utilitario, que es lo que sucede cuando se requiere de medios para que algo sea o tenga sentido.
Al considerar el marco de la utilidad, es necesario ver a la filosofía como aquella que es sabiduría y no un legado de erudición, que ella nos debe conducir a saber pero sobre todo y aún más a ser.
“La filosofía especulativa parece estar actualmente en crisis. La filosofía perenne, por su propia naturaleza, no puede estarlo, aunque puede ser temporalmente olvidada y desplazada, pues atañe a nuestras experiencias y anhelos más profundos, los sustentados en la estructura inalterable de la conciencia humana”.[1]
A decir verdad, se nos ha olvidado ser niños de aquellos que se encuentran en constante movimiento, preguntado y fantaseando, y que en la filosofía podemos encontrar la forma de serlo. Se nos ha olvidado jugar relegando esta acción elemental que constituye al ser humano a sistemas además estructuras, que nos quitan la autonomía de ser libres, de ser el jugador que juega, el que crea el juego.
En ese continuo ir y venir del juego, no existe una razón mayor que el juego mismo, porque la meta no es ganar sino jugar. Por qué juegan los niños, porque sí. En esta repuesta esta el sentido no sólo del juego sino de la existencia humana, un vivir vital dado en la plena afirmación de habitar el presente donde sus pasos sean el camino, sean el juego. Al jugar, el hombre, como manifiesta Gadamer, sostiene un libre automovimiento, un moverse que se da a así mismo sin opresivas o condicionantes determinaciones extrínsecas entonces ¿Qué debe recobrar el hombre? Su capacidad de ser niño y esto solo lo aprende jugando.
Partiendo de los anteriores presupuestos, se puede enunciar al hombre autopoietico, al autocreador, al que debe articular en su cotidianidad el mythos y el logos, desde esta multiplicidad es que la filosofía adquiere otro sentido porque ella no es historia del pensamiento, ella es el elemento que ayuda a pensar y en este pensar, el hombre le otorgue un sentido a su existencia.
Así, pues el hecho de estas Jornadas nos llevan a buscar otras perspectivas referentes a la autopoíesis y con ella la de la filosofía misma, que se ha dejado en el olvido, en el sentido de la vinculación que tiene ella con el acaecer humano.
[1] CAVALLE, Mónica. La sabiduría recobrada. España: Martínez Roca. 2006. P. 33
Bajo una perspectiva filosófica, se hace necesario observar la utilidad de ésta para el hombre, puesto que la filosofía no es sólo el estudio del pensamiento sino una disciplina que tiene que ver necesariamente con la vida y las relaciones que el hombre establece con el cosmos. Atendiendo a que el hombre ha olvidado entrar en sí mismo, es de vital importancia reflexionar sobre él como un ser que se está autocreando, con este presupuesto el título para las V Jornadas de Reflexión Filosófica es el hombre autopoietico.
JUSTIFICACIÓN
Hoy en día se ha identificado la filosofía, como un estudio de tan sólo abstracciones que no le compete la realidad; sin embargo, desde sus orígenes ella fue puesta como la madre del conocimiento, como la que resguardaba la sabiduría. De ahí que el programa de filosofía, adscrito a la Facultad de Filosofía y Teología de la Fundación Universitaria Luís Amigó, continué con un proceso de reflexión iniciado desde hace ya cuatro años.
Continuando con el camino de reflexión propuesto y dándole una continuidad a este que es un evento de gran importancia para nuestra facultad, para la comunidad amigoniana y de algún modo para aquellos que valoran esta reflexión que no es ajena a la vida y a nosotros mismos. Tras haber reflexionado el año pasado en las IV Jornadas, desde una perspectiva antropológica sobre cuál es la posición del hombre frente a la epistemología de su saber específico y en el propósito de realizar una reflexión de encuentro del hombre y el mundo tratando dar pasos continuos en la reflexión, para dar cuenta del desconocimiento que hay de la filosofía como una alternativa que ayuda al hombre. Para este año en el marco de las V Jornadas de Reflexión Filosófica, la propuesta es reflexionar sobre la autopoíesis en el hombre, que piensa, imagina, construye, habla, sueña en definitiva toda una serie acciones que son un fin en sí mismas, por ello se encuentran enmarcadas en el campo de la utilidad y no de lo utilitario, que es lo que sucede cuando se requiere de medios para que algo sea o tenga sentido.
Al considerar el marco de la utilidad, es necesario ver a la filosofía como aquella que es sabiduría y no un legado de erudición, que ella nos debe conducir a saber pero sobre todo y aún más a ser.
“La filosofía especulativa parece estar actualmente en crisis. La filosofía perenne, por su propia naturaleza, no puede estarlo, aunque puede ser temporalmente olvidada y desplazada, pues atañe a nuestras experiencias y anhelos más profundos, los sustentados en la estructura inalterable de la conciencia humana”.[1]
A decir verdad, se nos ha olvidado ser niños de aquellos que se encuentran en constante movimiento, preguntado y fantaseando, y que en la filosofía podemos encontrar la forma de serlo. Se nos ha olvidado jugar relegando esta acción elemental que constituye al ser humano a sistemas además estructuras, que nos quitan la autonomía de ser libres, de ser el jugador que juega, el que crea el juego.
En ese continuo ir y venir del juego, no existe una razón mayor que el juego mismo, porque la meta no es ganar sino jugar. Por qué juegan los niños, porque sí. En esta repuesta esta el sentido no sólo del juego sino de la existencia humana, un vivir vital dado en la plena afirmación de habitar el presente donde sus pasos sean el camino, sean el juego. Al jugar, el hombre, como manifiesta Gadamer, sostiene un libre automovimiento, un moverse que se da a así mismo sin opresivas o condicionantes determinaciones extrínsecas entonces ¿Qué debe recobrar el hombre? Su capacidad de ser niño y esto solo lo aprende jugando.
Partiendo de los anteriores presupuestos, se puede enunciar al hombre autopoietico, al autocreador, al que debe articular en su cotidianidad el mythos y el logos, desde esta multiplicidad es que la filosofía adquiere otro sentido porque ella no es historia del pensamiento, ella es el elemento que ayuda a pensar y en este pensar, el hombre le otorgue un sentido a su existencia.
Así, pues el hecho de estas Jornadas nos llevan a buscar otras perspectivas referentes a la autopoíesis y con ella la de la filosofía misma, que se ha dejado en el olvido, en el sentido de la vinculación que tiene ella con el acaecer humano.
[1] CAVALLE, Mónica. La sabiduría recobrada. España: Martínez Roca. 2006. P. 33
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on 21 agosto 2007
at 19:51
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